lunes, 3 de octubre de 2016

Educación afectivo-sexual para prevenir la violencia por orientación sexual e identidad de género


A pesar de que generalmente se asume que las personas son diversas, únicas e irrepetibles, muchas veces las reacciones que se dan ante personas que tienen formas de ser o de comportarse “diferentes”, no suelen ir en concordancia con esta idea.
El presente texto, trata de sugerir a las madres y padres una serie pautas a tener en cuenta para prevenir situaciones de violencia por cuestiones como la orientación sexual y la identidad de género. Adelantamos ya, que frente a planteamientos como el de negar o tratar la diversidad como algo anormal, nuestra propuesta es la de asumir la diversidad afectivo sexual y las diferencias como parte del hecho sexual humano entendiéndolas como diversidades enriquecedoras que deben ser tenidas en cuenta por parte de las familias en el proceso educativo.


A pesar de los indiscutibles avances conseguidos en derechos de las personas LGTB, la verdad es que las realidades que aún viven en sus entornos sociales muchas chicas y chicos gays, lesbianas, bisexuales y trans, distan mucho de ser adecuadas para un buen desarrollo afectivo y emocional. Es por esto que la actitud que adopten los padres, madres y familiares ante la diversidad afectivo-sexual, es de vital importancia de cara a conseguir que, las chicas y los chicos, sean felices, y que se sientan a gusto consigo mismos. Es esa buena disposición ante la diversidad la que, en buena medida, puede evitar que se esconda su condición por miedo al rechazo, discriminación, así como agresiones verbales y físicas.
Tengamos siempre en cuenta la perspectiva de género.
La perspectiva de género, hace referencia a las relaciones de poder que se dan entre hombres y mujeres y reconoce el hecho de que generalmente estas han sido favorables a los hombres, así como la discriminación y el trato desigual que han sufrido las mujeres.
Las personas con orientaciones sexuales e identidades de género menos comunes son víctimas también de este tipo de relaciones asimétricas, de forma que por ejemplo se suele considerar “menos hombre”, o “menos masculino”, a un chico homosexual, y se le tiende a otorgar un valor un valor inferior al de “un chico más masculino” (un chico heterosexual y que encaja con el rol asignado al varón).
Fomentemos la visibilidad.
Si las madres y padres asumen el reto de contribuir a que nuevas formas de masculinidad y feminidad se visibilicen y se reconozcan, estarán propiciando y legitimando que las chicas y chicos se comporten según sus propia características y forma de ser. Esta es la mejor manera de trabajar por la igualdad y prevenir en gran medida la violencia.
Como decíamos, el que padres y madres (y las AMPAS) adopten una disposición abierta para que cada persona se muestre en su entorno familiar tal y como es, sin que haya “cuestiones de las que no se habla”, es imprescindible para que las chicas y chicos se puedan mostrar tal y como son ante los demás. Es la mejor manera de “abonar” el terreno para que las chicas y chicos sean felices y asuman su orientación sexual e identidad de género de una forma saludable y asertiva de modo que puedan “enfrentar” posibles situaciones de discriminación, rechazo y violencia de la mejor manera posible.
Orientación sexual e identidad de género.
La orientación sexual hace referencia a la dirección del deseo erótico; cuando la orientación se dirige hacía personas de distinto sexo, hablamos de heterosexualidad. Si se dirige a personas del mismo sexo, hablamos de homosexualidad y si, indistintamente, existe atracción por cualquiera de los dos sexos, hablamos de bisexualidad. Los datos indican, eso sí, que la orientación del deseo (y por lo tanto la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad y otras posibles orientaciones no mencionadas por falta de espacio) no se puede elegir o modificar.
Tengamos siempre presente, que hoy en día es mucho más complicado para un chico o una chica asumir que se es homosexual o bisexual, que heterosexual. El presuponer constantemente la heterosexualidad de las personas, tiene mucho que ver con esto. La mejor actitud que padres y madres pueden adoptar en este sentido, será la de respetar siempre los tiempos de cada chica o chico.
La identidad de género por otra parte, se refiere al sentimiento de pertenencia a un determinado género independientemente de hacia quien se pueda sentir atracción. Las personas trans sienten que pertenecen a un género que no se corresponde con el que les ha sido asignado socialmente en función de su aspecto y sus caracteres sexuales (en algunos casos, a una mezcla de los dos e incluso a ninguno de ellos). La diversidad de formas de vivir esa identidad no normativa es enorme además, de forma que lo más importante es que el entorno familiar respete siempre cómo cada persona se siente y vive.
Acerca de la violencia que se puede dar por orientación sexual e identidad de género.

La LGTBfobia es el término que se utiliza para englobar el rechazo o miedo hacia personas con orientaciones sexuales e identidades de género más minoritarias. El rechazo a personas gays, lesbianas, bisexuales y trans.
En nuestra opinión, la LGTBfobia debe ser entendida como una forma de violencia en sí misma, derive o no en agresiones (verbales o físicas) concretas. Tengamos siempre presente que la violencia se sustenta en el miedo y el rechazo.
En este sentido, no es poco frecuente que las propias familias hayan interiorizado o reproducido en alguna ocasión (posiblemente sin mala intención) alguna de ellas. No se trata de culpabilizar a nadie, sino de que cada familia realice una reflexión y replantee en el caso de ser necesario, la forma en la que ha tratado la diversidad afectivo-sexual.
Algunas sugerencias más para padres y madres.
Cuestiones como las que se mencionan a continuación NO ayudan en nada y generan además confusión: Intentar que las chicas o chicos cambien su identidad de género (intentar convencerles), negar su identidad de género y censurar la forma en que la expresan (recriminando por ejemplo su forma de comportarse).
Por otra parte, entre las estrategias que pensamos que SI que ayudan, estarían: el transmitir amor y aceptación a las chicas y chicos (independientemente de su orientación sexual o su identidad de género), intentar que en la familia se reflexione sobre las ideas preconcebidas acerca de la identidad de género, informarse y formarse en este tipo de cuestiones, crear “espacios seguros” libres de discriminación y violencia en los que las personas se puedan mostrar tal y como son, respetar su intimidad y vida privada (igual que con el resto de chicas y chicos), y tratarlos en función de la identidad de género sentida y con el nombre acorde a esa identidad.
 
Bibliografía.
Azqueta, Iosu (2014).“Educar en la diversidad afectivo-sexual desde la familia: Como educar a favor de la igualdad de valor y contra la violencia por motivos de orientación sexual e identidad de género”. Edita: CEAPA. 

Iosu Azqueta Chocarro

Iosu Azqueta Chocarro, licenciado en Pedagogía por la Universidad de Navarra, diplomado en magisterio (especialidad en Audición y Lenguaje) por la universidad de Alcalá de Henares, y Máster Universitario en Sexología: Educación Sexual y asesoramiento sexólógico (Instituto Universitario de Sexología (IUNIVES). Universidad Camilo José Cela (UCJC). Trabaja actualmente como técnico de prevención en la asociación Apoyo Positivo, así como mediador en el Servicio de Prevención y Detección Precoz de VIH (SPDP) de la Comunidad de Madrid, coordinado por la misma entidad.
 

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